Lo bueno de la física imaginaria es que no esta encorsetada en las leyes físicas, que, como la vida, es capaz de pasar por encima de limites, abriendo la mente a ideas imposibles, a conceptos solo imaginables, sean o no razonables, obviando cualquier axioma aprendido, estudiado, comprobado... lo bueno de la física imaginaria es que es ilimitada.
Y todo empieza cuando alguien muy especial, en esta sociedad globalizada y plagada de ciudadanos del mundo es un gusto encontrarse con paisanas de mi viejo hogar (Mesopotamia como te echo de menos), te plantea un concepto, conversaciones en conexión.
Todos conocemos esa sensación, todos hemos conversado más de una vez. Lo normal es que una conversación transcurra a turnos, uno habla, el otro escucha y contesta... pero todos hemos experimentado alguna vez la agradable e inquietante sensación de poder terminar las frases del otro, o de que nuestras frases sean terminadas, de que se desarrolle un extraño sincronismo para convertir una conversación en un monólogo compartido.
Postulo que se trata de un eco, del reflejo de un evento futuro, de algo que aun no ha ocurrido, al menos, no según nuestra percepción temporal.
Y es, en el párrafo anterior, dónde estaba la frontera de la física imaginaria, y es culpa del concepto conversación en conexión, allá vamos.
Todo debe empezar en el principio, aunque cada vez tenga menos claro los conceptos principio y final, seguramente sea más apropiado decir que todo debe empezar en el punto que será el eje del resto de la exposición. ¿Qué forma tiene el tiempo?
O más exactamente, la dimensión temporal. La concepción clásica, o la que para mí es el concepto clásico de tiempo, lo habitual, es pensar que es una línea que nos atraviesa, el tiempo fluye a través nuestra, de manera inexorable, definiendo claramente, pasado, presente y futuro...
Sin embargo, no creo que sea correcto, en mi opinión el tiempo es un jirón de niebla que nos rodea, que cambia mecido por el viento, o en todo caso, por factores externos en los que no deberíamos entrar ahora... no es el tiempo el que pasa a través de nosotros, no. Igual que en el espacio, dónde podemos desplazarnos, arriba o abajo, delante o detrás, izquierda o derecha... es posible desplazarse por el tiempo...
La consecuencia más inmediata de este concepto para la dimensión temporal es que, igual que todos los puntos del espacio existen a la vez, aunque no los veamos nadie duda de que están ahí, todos los instantes de tiempo transcurren a la vez, todo esta en el principio y en el final, ahora mismo, esta teniendo lugar el big bang y el final del mundo, no lo sabes pero ahora mismo estás naciendo y muriendo...
Y como esta entrada ya esta escrita y tú ya la has leído, no debería sorprendernos que esta imaginada física me lleve de un postulado a otro, cada instante de tiempo, cada punto de ese amorfo jirón de niebla, genera un universo. Infinitos universos coexistiendo, imposible saber en cuantos de ellos estamos presentes... aunque interesante, el multiverso se hace innecesario para el concepto conversación en conexión, así que, apuntado el mismo, seguiremos postulando...
Teniendo en mente este concepto de dimensión temporal, es relativamente sencillo pensar que hechos suficientemente significativos generan ondulaciones que viajan por el tiempo, tal y como una señal electromagnética viaja por el espacio. La manera más sencilla de visualizarlo es arrojar a un estanque de agua una piedra, este impacto genera ondas que se desplazan en todas direcciones desde el punto de caída.
En este caso, la piedra sería el evento, su pauta energética, el punto de impacto la posición del tiempo en que ocurre, y esas ondulaciones de agua que se desplazan, los ecos de la pauta energética del evento. Y estos ecos se desplazan en todas las direcciones temporales, incluso hacia atrás en el tiempo, o más bien, lo que a nuestra percepción temporal le parece, atrás en el tiempo.
El postulado final es sencillo, cuando dos personas conversan, y lo hacen con el suficiente acuerdo, sus pautas energéticas se sintonizan, se suman, interfieren de manera constructiva según avanza la conversación hasta llegar al clímax de la misma, momento en el que son capaces de generar ondulaciones temporales. En momentos previos a ese instante es cuando percibimos la conexión, a nuestro cerebro le llegan los ecos de lo que la otra persona ya ha dicho, pero nosotros todavía no hemos escuchado, e instintivamente lo verbalizamos.
Para que esto ocurra, que seamos capaces de descifrar el eco energético, son necesarias una serie de condiciones, como que exista una sinapsis con la pauta energética de esa persona, que nuestro cerebro pueda descifrar ese eco, es decir, que exista una actividad cerebral compatible con el origen del mismo, y sobre todo concentración. En este caso en particular, que la conversación consiga captar toda nuestra atención obviando lo demás. Creo que por eso, estos clímax de conversaciones compartidas, esos instantes en los que realmente sientes que hay dos personas y un único pensamiento, son fugaces, ya que la misma sensación nos aparta de la necesaria concentración.
En todo instante nos llegan restos de pautas energéticas de eventos que, para nosotros, ya han sucedido o van a suceder, por suerte, o por desgracia, no somos capaces de decodificarlos, al menos no todos.
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Ecos imaginarios |
Lo bueno de la física imaginaria es que es ilimitada.