La navidad es absurda, ergo las felicitaciones de navidad son absurdas, ¿por qué no?, cada 14 de marzo, todos, con nuestras mejores intenciones nos deseamos unos a otros, ¡FELIZ RELATIVIDAD!
Aunque, si nos paramos a pensar en las repercusiones del trabajo de Albert Einstein y de Jesús de Nazaret, y asumiendo que todo es relativo y depende del cristal con el que es mirado, me parece más objetivo, lógico y de mucho menos mal gusto lo del señor alemán.
Sería fácil, y nada relativo, argumentar el sin sentido que supone la navidad, una festividad religiosa con origen en fiestas paganas que se ha paganizado tanto con el paso del tiempo que se ha convertirdo en la celebración, por excelencia, del consumismo exacerbado... sería fácil, y sin embargo….
Sin embargo, por absurdo que sea, debe prevalecer el deseo de bienestar mutuo, quiero decir, me da igual porque ocurre, pero me encanta, disfruto sabiendo que personas que me importan me desean felicidad. Y es cierto, es una época de hipocresía, deseamos lo mejor a personas para las que cualquier otro día, querríamos una fistula anal. Y es cierto, si hacemos un ejercicio de sinceridad y demagogia, veremos que, mientras no podemos terminar nuestra cena, mueren niños de hambre y se escuchan llantos por desahucios de vidas, y nosotros... lejos de combatir, colaboramos con la injusticia.
…por absurdo, hipócrita y demagógico que sea, quiero aferrarme a ese sentimiento, a esa chispa de luz que nos lleva a desear, sinceramente, ¡FELIZ RELATIVIDAD!
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