jueves, 20 de septiembre de 2012

Sin lanza ni escudero. (Luchando contra gigantes)


Empiezo a darme cuenta, y no es mérito mío, empiezo a comprender, se lo debo al paso del tiempo.

No existe ninguna de esas ruedas de molino con las que me hicieron comulgar.

He vivido engañado, alienado con la ilusión de un amor verdadero, de la mujer de mi vida, de mi media naranja... conceptos que, día a día, me resultan, tan absurdos e insípidos como nada apetecibles.

Sin embargo, si existiese esa mujer, esa persona elegida por el destino para convertir en felicidad mi triste deambular, no se parecería a ti...

Cuando después es mejor que ahora

tendrías que ser tú.

PS. DESPUÉS DE LA TEMPESTAD
NO SIEMPRE LLEGA LA CALMA,
DESPUÉS DE ROMPER LOS PLATOS
A VECES...

                     NOS AMAMOS UN RATO

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