sábado, 11 de agosto de 2012

NUNCA; NADIE; NADA


Nunca nadie dijo nada, y es que; nunca nadie tiene nada que decir, y sin embargo; nadie nunca calla...

El silencio es un bien escaso en los infaustos días que nos ha tocado vivir, y seguramente, ya estés pensando que no estás leyendo nada. Obviamente, estás ante una concatenación de letras agrupadas, formando lexemas... palabras.... frases... párrafos... pero eso que tiene que ver con la literatura. El significado está más allá, no en las palabras, ni en como las elige quién las escribe, igual que se puede estar solo rodeado de gente se puede escribir una biblia y no decir nada...

Nada dice quién no tiene nada que decir y sin embargo...nunca calla... la belleza de lo escrito siempre está en el lector, nunca en el texto y mucho menos, en el escritor. Está en los sentimientos que es capaz de evocar cuando lee... no es bello el paisaje, lo es el observador, lo que es capaz de sentir, de recordar, de imaginar.

No obstante, no hay mayor verdad, mayor axioma, desde luego, ninguno en el que tenga más fe que en el siguiente: Escoged las palabras, por que la belleza se inició un día, cuando alguien empezó a elegir (El tigre y la nieve).

La belleza está en la elección, pero no en la de las palabras...

La belleza del reflejo nace en el origen (Atardece que no es poco)
La raíz de la hermosura nace, se asienta, vive, se alimenta de esa innata elección, de ese proceso interno, subconsciente, casi instintivo que se produce en nosotros por el mero hecho de observar. Ese proceso por el que un poema, un cuadro, una canción, nos recuerda a algún lugar, a algún momento, a alguna persona... a esa persona...

En el mundo no hay belleza si no es la que cada uno de nosotros lleva dentro.

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