miércoles, 22 de agosto de 2012

Recuerdos de cosas que nunca sucedieron


La vida no es una señal continua, no vivimos 24 horas al día, 7 días a la semana. La vida, como los estados de nuestra pauta energética, es discreta, esta muestreada en momentos, y todo lo demás, los espacios entre muestras, son vacíos que nuestra percepción rellena de recuerdos.

Estos discretos momentos, estas muestras de vida, son, obviamente, de distinta índole. Todos los hemos tenido buenos y malos, y algunos... sublimes... como ese instante, ése, en el que miras a alguien que acabas de conocer, que conocías de toda la vida o que ni siquiera conoces, porque estás intercambiando una mirada en un autobús, y sientes, percibes, algo imposible, pero real, algo que ya sabías antes de que ocurriera (como si de un gran déjà vu se tratara), notas que, sin avisar, se establece un vínculo, una conexión, que tú no has creado... no a base de años de amistad... que hace un instante no estaba, pero que ahora, está.

Estratos de corcho cuentan su historia

Entonces, eres consciente, esa persona, que no tiene que ser el amor de tu vida, tu mejor amigo, ni tu hermano, esa persona, que no va a pasar el resto de su vida a tu lado, o sí, esa persona que probablemente se bajará en la próxima parada, ya forma parte de ti.

Porque te has quedado un pedacito de él en ese mismo instante, y sabes que estás en paz, porque tiene un pedazo tuyo.

Ese momento sublime, en el que el mundo se detiene alrededor vuestro, yo, ahora, soy un hombre de fe, y creo que, en esos momentos, el universo realmente se detiene, que no es una mera sensación, sino un hecho no mesurable pero no por ello menos real... ese momento sublime de conexión es con lo que trato de rellenar mi vida.


Porque como decía, todo lo demás, todo lo que no son momentos, buenos, malos o sublimes, son vacíos, espacios entre muestras que tenemos que rellenar. Por suerte, la evolución nos ha preparado para esto, para una existencia digital y una percepción analógica del tiempo. Por eso, aunque cueste, aunque a veces no lo consigamos, como norma rellenamos los vacíos de la existencia con el recuerdo de los buenos momentos.


Vivo de conexión interpersonal en conexión interpersonal, durante ese escaso par de segundos, o menos, soy libre.

2 comentarios:

  1. Muy bien escrito. Perfectamente sentido, intuido y expuesto. Efectivamente vivimos en un universo digital aunque el eje del tiempo siga siendo analógico. Pueden caber otros universos en esos intersticios. Multitud de universos.

    ResponderEliminar
  2. Me inclino a pensar que existen tantos universos como personas, quizás más... se agradece el comentario y sobre todo el tiempo invertido

    ResponderEliminar